viernes, 24 de octubre de 2008

San viernes mojado



Mojado, nublado. Me siento yo también nublado hoy. No mojado, que no tengo ganas de llorar, pero si nublado que me parece todo demasiado gris, sin brillo ni color que no sé donde se me ha escondido la alegría o las ganas.

Estoy tan metido en el trabajo que no veo más allá a mi alrededor. Y el trabajo me echa a la cara que no soy lo suficientemente inteligente o avispado o demasiado visceral o...

Sé que no debo machacarme, pero a veces tengo la sensación de que no doy para más. Por mucho que lo intente, por más empeño que le ponga, de pronto me han desaparecido las ilusiones o las fuerzas para seguir intentándolo.

Y claro, no se puede ir así por la vida. Que la sonrisa profiden me suena tan falso como la siento. . Me gustaría ser más listo, más inteligente, tener argumentos válidos. Tengo la sensación de que a veces las cosas se hacen porque me empeño, tenga o no razón y esto al final, me deja un mal sabor de boca porque es como si estuviese haciendo chantajes emocionales, que los demás tratan de arreglar o solucionar solo porque yo salto como un gato y gruño y araño si puedo. Y a veces no tengo razón, o no he calibrado la situación adecuadamente. Y entonces pienso que es que no doy para más, por mucho que aparente lo contrario o más grave aún, por mucho que me crea lo contrario.

En fin. Estoy un poco harto de tener que andar superándome cada día. No tengo enemigo más grande que yo mismo, no hace falta que nadie me diga nada, yo sola me siento y me pienso, me racionalizo y saco mis propias conclusiones.

Tendré que aprender a no machacarme más de la cuenta porque me quedo agotado tras semanas interminables y no solo fisicamente, también interiormente. Cada semana un defecto nuevo que se me planta delante y otra vez a empezar la jodida superación personal. No sé si quiero seguir haciendome tanto daño, que está muy bien conocerse y superarse cada día, pero debería haber ratos en mi vida en los que pudiese relajarme y aceptarme como soy sin tener siempre la espada de damocles en mi espalda. Aunque sea yo mismo quien se la coloque.

No es cosa de los demás, nadie tiene la culpa de como me siento, solo soy yo conmigo mismo y mis circunstancias que me hacen sentirme algo desgraciado en esta época que me está tocando vivir.

Echo de menos el amor. Echo de menos el amor de Perla que me hacía evadirme.
También reflexiono sobre esto y sé que no volveré a tener una historia con élla porque no quiero, por tanto tampoco vale, ni siquiera en el pensamiento. Pero echo de menos querer a alguien que me evada de la realidad diaria, alguien que me quiera como soy, a quien no le tenga que demostrar nada.

(Me ahogo ahora en mi propia autocompasión) Bueno, me dejo ir un poco, lo dejaré pasar. Tampoco voy a disculparme conmigo mismo por sentirme mal. Bastante hago con saber por qué me siento así.


nagorito.

No hay comentarios: