Me recreo ante tu cuerpo como ante un paisaje
imprevisto. Me sorprende verte en la desnudezl,
y ansío recorrerlo, como una anhelada geografía.
Me ves pensando en la umbría vegetal de algunas
grutas, o en el agua del muslo donde brillan las venas.
Me perderé en un bosque que cruzo con mis manos,
y pediré una larga estepa donde los labios hablen.
Me ves sorprendido, anonadado, pensando en habitarte.
Y tú, mientras, te abandonas al cálido primor del aire.
Te dejas en la luz, que te navega; y si miro tus ojos
vuelvo al jardín oscuro donde es verano el verde.
Te miro otra vez y casi no te creo posible. Fulges,
encantas, guarda tu cuerpo el hechizo insabido de la tierra.
nagorito
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