jueves, 6 de noviembre de 2008

TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR



.
Con trote marcial, una formación de jóvenes avanzaba por una calle del centro de Lima, ocupando un carril de vehículos. Se trataba de los alumnos de una de las academias premilitarizadas que existen en esta parte de la ciudad. Tanto patas como chicas cantaban a viva voz secundando a su instructor una serie de frases que no logré comprender. Me recordó épocas pasadas cuando algunos pelotones pasaban ocasionalmente con ese cantar cadencioso por la calle donde vivía, quitándome el sueño a las seis de la mañana.

También me recordó los entrenamientos de instrucción premilitar en el colegio, lo absurdas que años después me parecerían las frases que ahí coréabamos trotando y cuán divertidas resultaban esas sesiones (de catarsis). Y es que siempre resultaba más entretenido pasar el tiempo en el patio (haciendo lo que sea) que gastar las horas en clases. No estoy en contra de la milicia, pero me sigo preguntando por qué los desfiles escolares hasta hoy emulan a los de los militares.

Volviendo al pelotón de muchachos, al taxista, de unos setentaitantos años, también le recordó sus épocas de escolar. Dijo que los cantos hacían que el cansancio se aligerara. Claro que el cuerpo tenía mucha más energía en esa época, puntualizó.

Las clases de instrucción pre militar del chofer eran los domingos. “¿Domingos?”, le pregunté con asombro y lo confirmó. Marchaban, trotaban y aprendían a usar un fusil, disparando contra un muñeco vestido con los colores de la bandera chilena. En mis épocas de escolar ya no había fusil, bayoneta ni muñeco, solo marchas, ranas, paso de desfile y poca o ninguna mención a Chile.

El conductor agregó que asistían a clases con la convicción de que debían estar preparados ante la posibilidad de que se produjera una guerra con nuestro vecino del sur.

Pero luego vino la lamentación, al explicar que el ideal patriótico por defender nuestro suelo se ha esfumado entre los jóvenes. Y no solo ese ideal, sino muchos otros, debido a que la educación se ha relajado completamente.

En sus tiempos, recordó, los escolares recibían merecidas tandas, como castigo. Hoy en los colegios no pueden ponerle un dedo a los alumnos, porque los padres denuncian a los profesores, reflexionó. Agregó que los muchachos de hoy han perdido el respeto, que no se cede los asientos en los ómnibuses y etc. etc. La lista siguió, hilvanando una sarta de desilusiones, según él motivadas por un relajo generalizado en la actualidad.

Culpaba de todo al sistema educativo, pues dijo que antes en el colegio era donde se aprendía la moral, el civismo, el patriotismo, la urbanidad y muchas otras cualidades, además de las materias académicas.

Le pregunté cómo eran una de esas clases de antaño me miró, sacó unos cálculos respecto a mi edad y me dijo: “pregúntale a tu padre, él sí debe saber cómo era la buena educación de antes”.

Terminó sus comentarios diciendo que ni siquiera las guerras de hoy son como las de antes, donde se ponía a prueba el valor en la lucha cuerpo a cuerpo. Hoy los conflictos se resuelven con arsenales que son disparados a kilómetros de distancia del enemigo.

A veces las guerras resultan ineludibles, y aunque exigen una mezcla de inteligencia y coraje, no creo que sea el método adecuado para poner a prueba el valor de una persona o de un pueblo. Peleando de cerca o remotamente, o ya sean modernas o de antaño, los enfrentamientos armados siempre traen destrucción y muerte. Seríamos más civilizados y felices, evitándolas a toda costa.

¿Realmente todo tiempo pasado fue mejor?

NAGORITO52

No hay comentarios: