jueves, 11 de diciembre de 2008

AREQUIPA



Arequipa


Ciudad blanca,
Hija del volcán,
Madre de todos
cuantos han brotado de ti.


El cielo azul,
las montañas, los volcanes
que acompañan al Misti
parecen centinelas,


mientras el río Chili baja
y ruidoso pasa
por el puente Grau,
por el Bolognesi.


Todo un campo verde
es tu vientre,
en donde das morada
a una raza de hombres
cuya música es el dolor de la ausencia.


Blanco es el sillar
sobre el que,
peldaño a peldaño,
te eriges.


Ciudad de los conventos,
de las picanterías,
del Yaraví.


Cuna de hombre
que sueña.


Yanahura


El alma es como la
ciudad donde nací.


He vuelto a recorrer
sus calles angostas,
sus casas bajas,
blancas.


Puertas de madera
antigua,
sin pintar.


Sus calles empedradas.


Algunas casas
tenían Crisantemos
de color rojo,
y de color rosa también.


He querido volver a sentir
al niño que corría
por esas calles.


Pero sólo veía
algunos autos que
no podían voltear
en la esquina.


He tocado una puerta,
salió una señora
de mediana edad...


No supe qué preguntar.

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