Te espero en el correo, como siempre,
-memoria de tu ausencia-,
con mis ojos abiertos
y mis brazos tendidos
al infinito de tus soledades.
Entrelazado en el vaivén oscuro
de tu mar desbordado,
esa puerta que queda en la penumbra
cuando a la luz incierta te diriges,
siempre va a estar: camina
y olvida silabeando tu canción.
Es final de una etapa que al enfrentar desnudo
te hará más fuerte, irónico, lucido…
…yo entonces, hoy y siempre,
espero en el correo
noticia de tu ausencia.
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