MATSUO BASHO
- El maestro del Haiku -
Nace en 1644 en Ueno-Akasaka de la Iga, actual Akasaka en la ciudad de Ueno en la provincia de Mie. Pertenece a una familia de origen noble. Basho es el segundo de seis hijos y por tanto no tiene derecho a heredar nada del patrimonio familiar.
Cuando Basho cumple 19 años, en 1662, abandona la casa de su familia para servir en la casa feudal Toudou como acompañante y discípulo del poeta y jefe samurai Toudou Yoshitada. Basho recupera entonces el rango Samurai por el servicio que presta en la casa Toudou. De esta forma se independiza de su familia y consigue sus propios recursos económicos.
Sin embargo la vida de Basho sufre un duro golpe por la muerte repentina y prematura de su maestro, el jefe Yoshitada. Con 23 años decide entonces dejar el servicio a la casa Toudou. Desde este momento y hasta que Basho se traslada a la ciudad de Edo unos años después su biografía permanece bastante oscura. Según los estudiosos del poeta, éste fue alumno durante un tiempo del gran poeta e investigador de la literatura china Kitamura Kinguin, de quien recibió cursos particulares, lo que probablemente le ayudaría a convertirse en el gran maestro de la poesía que fue.
En 1675 se traslada a la capital Edo, actual Tokyo, donde escribe con el seudónimo Tousei. Entra en el círculo de haiku de Edo, del que forman parte importantes poetas. Después de dos años comienza su fama como poeta haiku e inicia el desarrollo de su singular estilo haiku. Por aquel entonces tiene ya sus primeros discípulos y su fama se extiende a otras regiones.
En 1680 vive ya de su trabajo como profesional del haiku y decide trasladar su residencia del centro de Edo al extrarradio. Cambia por tanto el florecimiento cultural y artístico del centro de la ciudad por la soledad del campo. El hecho de vivir en el centro le suponía dedicar mucho tiempo a las relaciones públicas, fiestas y encuentros, un modo de vida que era radicalmente opuesto a su concepto de vida sencilla.
En el año 1686 Bashô compuso el haiku más famoso de la literatura japonesa, inspiración constante de innumerables poetas a partir de entonces, que resume perfectamente el espíritu del haiku:
“Un viejo estanque;
se zambulle una rana,
ruido de agua".
El propio autor definió este verso como el más característico suyo, y dijo de él en su lecho de muerte: "Este es mi poema de despedida, puesto que he construido mi propio estilo con este verso. Desde entonces he hecho miles de versos, todos con esta actitud". En su cumbre poética, Bashô consigue el milagro de hacer confluir lo eterno (el agua del viejo estanque) con lo instantáneo (el salto de la rana) en el propio ruido del agua, valiéndose del lenguaje más sencillo y conciso del que puede hacer uso. Así, toda la obra de Bashô está desprovista de vanidad; es un encuentro constante con la naturalidad y con la humildad del que usa los versos para avanzar en su propio camino de superación espiritual. Algunos de sus mejores haiku se insertan en su famosa obra "La estrecha senda de Oku", fruto de un peregrinaje por tierras norteñas que le ocupó seis meses, y que le llevó al templo de Ise, el corazón del shintoísmo japonés.
El poeta muere en 1694 víctima de la disentería, tal y como él habría deseado: con el calor de sus amigos y después de uno de sus queridos viajes, en esta ocasión al sur de Japón. En su lecho de muerte intuye su último haiku, y lo enuncia ante los discípulos que tras su muerte se encargarán de custodiar su herencia poética y humana:
"Habiendo enfermado en el camino
mis sueños merodean
por páramos yermos".
Para llevar a cabo este sencillo homenaje al haiku me he servido fundamentalmente de la información que brinda la web de Luis Corrales Vasco, El Rincón del Haiku, donde se puede hallar una interesante aproximación a este género, así como excelentes artículos y colaboraciones, cuya visita recomiendo.
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