lunes, 23 de noviembre de 2009
POEMA CHINO III,
Pregunté qué fruta era ésa
que colgaba en ramos de un árbol
tan fino como las venas de la princesa Fu Peng
—Ciruelas, me contestó el edecán.
Pregunté si la grulla esculpida
a las puertas del pabellón de las Bodas
será de jade legítimo.
—No hay otro, me contestó el edecán.
Pregunté a la hora de la cena,
si la raíz de loto era realmente
la comida preferida de la emperatriz.
—Lo era, me contestó el edecán.
Pregunté, al pie de la muralla
si la sangre derramada allí por millones de hombres
que dejaron sus casas enlutadas no era monumento
a la historia de China.
—Lo es, me contestó, grave, el edecán.
Pregunté si aquel dragón tallado en la piedra
Era un símbolo imperial.
—Lo es, me contestó el edecán.
Pregunté si era un dragón con cabeza de león
O un león con cabeza de dragón.
—Lo es y no lo es, me contestó con ironía el edecán.
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