domingo, 13 de abril de 2008

MUJERES GUERRERAS

Isabel Reyes es arbitro de fútbol Estudío ocho años , se esforzó y peleó por su lugar en la cancha.
Eetásemana estuvi mencionada en todas las páginas deportivas por los insultos de la que fue víctima , Un jugador de Fútbol extranjero protestó por la sación bien merecida que se le imponía haciendo detalladas referencias a la supuesta falta de vida sexual de la jueza del partido; información que , por supuesto, el jugador no tiene, ni sonoce, pero que usa como arma de agravio. Detalles sexuales que jamás utilizaría para insultar a un hombre. Datos de la intimidad irrelevante para cualquier profesión gritadas al viento para descalificar, desvalorar el trabajo del árbitro por ser, mala suerte para los machistas, mujer. La árbitro no se dejo doblegar y expulso al jugador del partido. "No le acepto sus disculpas", dijo valientemente después para que le quedara claro a los demás jugadores que no se anda con rodeos.
Esther Vargas es la editora de la sección Siciedad de este diario. Su testimonio, publicado este jueves, es conmedor y valiente . Hay que tener mucho coraje para enfrentarse a lo que ella se ha enfrentado. Pocas vesces se ha visto alguien , hombre o mujer, ventilar públicamente su intimidad para no ceder al chantaje a los que miles de personas están sometidos por el solo hecho de vivir su sexualidad en privado de una forma diferente a la de los de la mayoría . La verguenza y el miedo a la incomprención y la exclusión consinguen, por lo general, rápidas huidas silenciosas.No conozco a Esther salvo por la lectura de su divertida e informada página de sexo.No necesitaba para ese empleo, ni para ser mejor o peor maestra de periodismo, que nos revelara su vida privada . Se ha visto forzada a hablar a la cara de sus censores para no transar por menos de lo que merece: un empleo en donde se le respete .
Curiosamente, las dos historias tienen un protagonista común . La Universidad San Martín de Porres es propoietaria del del equipo de fútbol en el que jugava el agresor y tambien es la empleadora de Esther Vargas, profesora de períodismo a la que la invitaron a que dejara de enseñar por ser lesbiana.
El jugador machista fue primnero suspendido y, luego, ante la presión pública , expulsado del equipo. La profesora fue notificada de que todo había sido un malentendido y que podía seguir enseñando. ¿ Sería distinto el caso si su ex rector no fuera el actual ministro de Educación ?
Las mujeres peruana tienen todavía muchas batallas por delante para lograr que su sexualidad no sea un elemento determinante en su vida laboral. Las dos historias de está semana tienen un desenlace positivo. Por ahora, parece que la Guerra se está ganando.

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