sábado, 2 de octubre de 2010

Las mujeres no caen del cielo (III)

Hay detalles precisos en el recuerdo del primer amor que quedan registrados para siempre en la memoria y marcan la referencia o la pauta de los posteriores. Son impresiones recurrentes de un modelo obsoleto. El amor es, tal vez, el condicionamiento adquirido más conflictivo y menos dichoso porque nos hace desear eso que ya no existe y que nunca más volverá a existir.




La ilusión por recuperar el amor perdido es la fe del Cazador de Conejos. A un nivel profundo, inconsciente, el cazador, como Ahab en su persistentes correrías por saldar cuentas con Moby Dick, es un obsesivo -a veces desorientado, a veces encaminado- que busca hallar y perpetuar el goce perfecto experimentado en esa primera vez.

Vamos que esto no es floro, es el 'insight' que se me ocurre en estos momentos para comprender por qué a los 34 sigo soltero. Y creo que por ahí va la cosa. Si tendemos una línea para mostrar la capacidad de las personas de empatar con otras, un extremo estaría sujetado por la mediocridad y el otro por la perfección. La mayoría de las personas caminan, se conocen y se acomodan según sus necesidades dentro de este rango y algunas otras, como yo, permanecemos enquistadas en uno de sus extremos.




***


El primer beso concéntrico fue bajo el Puente de los Suspiros un día después del Blind Date. Esa noche la tranquilidad nos llevó a su antojo por las calles de Barranco. Sin intoxicaciones, sin nerviosismos. Éramos dos peregrinos conociéndose, caminando al azar por la misma vereda, esperando robarle al destino algunas señales inequívocas de sincronías y de certezas.

No me gustan las discotecas ni los lugares bulliciosos. Antes tal vez, pero ya no. Tampoco me gusta tomar mucho. Prefiero un plan tranqui, como este, algo sencillo, me decía a medida que volvíamos del mirador. Yo quiero eso, pensaba mientras le seguía los pasos. Después nos sentamos y permanecimos un rato en silencio.

Los besos sobrios, al menos las primeras veces, saben un poco raro. Son como más reales, y también más tiernos.

Después de esa noche nos acercamos mucho. La comunicación era diaria. La intensidad del contacto aumentó y había un esmero de ambos por no dar espacio a las dudas, por ser lo más transparentes posibles.

Desde la esquina opuesta del continente, evaluando como un entrenador la performance del juego, Pervert monitoreaba la cacería.

- Rusca, le has encantado, la flaca está emocionadísima, ayer me preguntó si me habías contado algo y me hice el loco. Me dijo que tienen hartas cosas en común y que le gustas un huevo, bien ahí chochera, buen inicio. Mantenme al tanto.

No solo recibí ese feedback, por amigas en común también supe que hablaba de mí y que estaba contenta. Eso me dio la seguridad para sacar el entusiasmo sin preocuparme que este fuera solo de mi lado.

Fuimos envolviéndonos, enviciándonos, aún sin conocernos realmente, como quien quiere depositar rápidamente sus anhelos y sus expectativas en un molde preconcebido, sin reparar si ese molde tiene la capacidad de contenerlos.

- Rusca, no quiero ser aguafiestas pero la chica ha aparecido de la nada, tú no has movido ni un dedo, y en un segundo ya son el uno para el otro, Estas cosas, así como empiezan rápido, también terminan rápido. Ten cuidado nomás te digo.

Sí pues, la chica había caído del cielo. Gonzalo tenía razón, pero confiaba en el buen olfato de Pervert, que estaba convencidísimo de que ella era LA chica. Y mis ganas de consolidar una relación antes de los 34 habían propiciado el querer zanjar el tema de una vez por todas. Con tantas señales, yo enganchado y ella evidentemente afanada, ¿por qué no? Total, Si la piscina tiene agua solo hace falta lanzarse.

- Ayer le hablé de ti a una amiga que te conoce.

- ¿A sí? ¿Y qué te dijo?

- Que eres un chico lindo.

- A ya, más le vale.

- Y le enseñe el cuento que me escribiste, es que me encanta, no puedo dejar de leerlo.

- ¿Entonces por qué no quieres que lo publique?

- No sé, prefiero que sea nuestro, me da como roche creo, pero si tanto quieres publicarlo, hazlo, es tu blog.

- Bueno, ya veremos ¿qué opina tu amiga?

- Dice que ando enamorada del amor.

Esta última línea podría haber sido una advertencia de que ambos cojeábamos del mismo pie. Un clic neurótico. Pero también dicen que siempre hay un roto para un descosido.

Los ocho siguientes días corrieron como una bola de nieve.

Ella se convirtió – después de confesarse gran lectora de cualquier tipo de literatura – en una analista del Busco Novia. Además, cuando devoró mi libro no tardo en encontrar señales premonitorias.

Había tanto afán por confirmar que éramos el uno para el otro que le recomendé una página web: www.grupovenus.com, (para los que creen en estas cosas, el site podría ser una suerte de Infocorp de las relaciones). Inmediatamente después llegaron a mi inbox tres informes astrológicos que nunca abrí.

Con Claudia, mi ex, no solo hicimos al inicio de la relación una carta de compatibilidad de pareja, acudimos incluso donde un cosmobiólogo que después de armar el mapa astral, cotejar la cuadratura de los planetas y trazar las conjunciones estelares, puso cara de infortunio y sin ningún tipo de misericordia nos condenó, ahí mismo, al desastre inminente y a los abismos insondables del fracaso. Casi le pego por desatinado y faltoso. Lamentablemente el tiempo le daría la razón.

Hicimos planes para 28, quedamos en ir a un concierto de Daniel F y ella empezó a tantear mi regalo de cumpleaños. La verdad es que yo estaba afanadaso, me vacilaba como prospecto, la veía, además de bonita y con buen cuerpo, (tenía un cierto aire a Claudia), comprensiva, detallosa, tolerante, centrada. Tal vez ya demasiado perfecta.

La invité a un matrimonio, le encargué una raqueta para un viaje que tenía previsto y además me soplé horas de esa cosa insufrible llamada “True Blood” que resultó ser su serie favorita. Yo no sé cómo HBO ha financiado ese adefesio, y eso que me vacilan las historias de vampiros, pero en fin, ella es fan de Soockie, ni modo.

El asunto es que interpreté a cabalidad mi papel de galán, me comporté como todo un caballero y colaboré ampliamente con una fuerte dosis de interés.

Pero al noveno día, inexplicablemente, el conejo desapareció.




***


- Carajo Rusca, te dije que no espantarás al conejo.

- Puta Pervert, te juro que no sé qué pasó. Supuestamente todo estaba bien y de pronto dejó de conectarse, y cuando le mandé una alerta no me la devolvió nunca.

- Ya, ¿y por qué no la llamaste de nuevo?

- Porque yo no llamo dos veces pues, eso no va conmigo. Creo que la flaca se ha asustado y ha metido freno de mano.

- ¿Desde cuándo no sabes nada de ella?

- Desde el jueves en la noche, cuando la dejé en su casa.

- ¿Y cómo estuvo esa salida?

- Supongo que bien, como siempre, fuimos al cumpleaños de uno de mis socios y después a comer una hamburguesa al Chilis

- Puta Rusca, tú eres un chancho comiendo hamburguesas, ahí está pues, ya la cagaste.

- Ja,ja,ja no jodas oe, además se despidió feliz de la vida con una rosa que le regalé

- ¿Le compraste rosas?, ¿Tú?

- No, me la robé de un florero.

- Ya me parecía raro. Bueno, menos mal. Mira, fácil no ha recibido la alerta y como es fin de semana no ha ido a chambear y no tiene una computadora a la mano.

- Loco, la flaca para pegada a su Blackberry

- Bueno, bueno, a ver déjame pensar. El ex no es ni cagando, ella me ha confirmado que ese tema está totalmente cerrado. Por ahí no va la cosa. Y no creo que exista otro huevón. Mira, no hagas nada, debe haber querido darse un respiro, salir con sus amigas, juerguear, etc, Estamos domingo, tú tranquilo nomás, no la llames, deja que pasen unos días y que ella te busque.

- Ya compadre, ta bien, pero juergueado no creo ah, ella no es de esas cosas.




***


Efectivamente, el miércoles, seis días después de andar desaparecida, me envió un correo.

(continuará)


A ver queridos lectores, su opinión es importante para mi. ¿Estaba con su ex?, ¿Quería deshacerse de mí?, ¿Se estaba haciendo la interesante?, ¿La cagué con la hamburguesa?... ¿Qué creen ustedes?

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