martes, 10 de febrero de 2009
LEWYENDAS ANONIMAS
Ese año no debió empezar
lo nuestro.
La hojas secas cayeron
desamparadas al frío suelo
y volvieron a nacer
de cuatro o cinco arbolitos
una mañana invernal
sembrados por mi hermano menor.
Lo nuestro empezó absurdamente.
Cumplió su deber el embajador
pero estaba equivocado.
._No nos amábamos
nunca lo haremos
mujer serpiente
algo repelente
aflora cuando
estamos cerca
uno del otro
y la única vez:
Aquella tarde sabática
tres minutos tres
pudimos estar juntos...
Mejor para los cuatro
aunque algo duéleme
en el pecho:
un dolor de soledad.
Así lo espero ahorita
que ceno frugalmente
mientras escribo de nosotros...
Luego de cinco horas de trabajo
el noticiero de madrugada
a lo lejos díseme
la hora de partir a mi habitación
y dejar de soñarte
con los ojos abiertos
mirando un cuadro
de mi Estudio de leyes
y demandas y conciliaciones
y cambio mi pensamiento
por el mejor libro del genial
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