viernes, 27 de noviembre de 2009

ZHE ZONG



Durante el reinado del emperador Zhe Zong, que gobernó por mucho tiempo después de Ren Zong, en BianLiang la capital del Este, en la Prefectura de Kaifeng anteriormente llamada Distrito de XuanWu, allí vivía un joven rapaz llamado Gao. Segundo hijo, era bastante inútil. Sólo se preocupaba por competir con lanzas y varas, y era un excelente jugador de fútbol. La gente de la capital eran muy amigos del cachondeo. Le pusieron el mote de Gao Qiu, o ¨Gao el Balón¨. Más tarde, cuando prosperó, cambió ¨Qiu¨ a otro carácter con el mismo sonido pero con un significado más elegante.
Además de su destreza con las armas, Gao Qiu podía tocar instrumentos musicales y cantar y bailar. El también aprendió un poco de poesía y versificación. Pero en lo referente a ser virtuoso y a comportarse correctamente, no sabía nada en absoluto. Pasaba su tiempo callejeando por la ciudad y sus alrededores. Gracias a él, el hijo del Maestro Wang, el dueño de una fundición, malgastó una considerable suma de dinero en teatros, tugurios de apuestas y casas de putas. Por este motivo el padre presentó una queja escrita contra Gao en la Prefectura de Kaifeng. El prefecto le dió a Gao veinte azotes, le expulsó de la ciudad, y prohibió a la gente de la capital del Este alimentarle o darle refugio. La solución de Gao Qiu fue ofrecer sus servicios a un tal Liu Shiquan, conocido como Liu el Viejo, que administraba una casa de apuestas en la Prefectura de Linhuai, al oeste del río HuaiHe. Liu solía rodearse con vagos y chusma de todos los alrededores.
Gao Qiu permaneció con Liu durante tres años. Por aquel entonces el emperador Zhe Zong elevó sus oraciones al cielo al sur de la ciudad, lo que causó que los vientos y lluvias se mostrarán muy propicios. El emperador se conmovió e hinchó de benevolencia, declarando una amnistía general. Gao Qiu pudo volver a la capital. Liu el Viejo le escribió una carta de recomendación a Dong Jianshi, un familiar suyo que administraba una tienda de hierbas medicinales cerca del puente de las Vigas Doradas, le dió a Gao algo de dinero para el viaje, y le dijo que Dong cuidaría de él.
Gao dijo adiós, se echó su paquete sobre los hombros y volvió a la ciudad, donde entregó la carta a Dong. El farmacéutico le echó un vistazo a Gao, entonces leyó la carta.
- ¿Cómo puedo colocar a este hombre en mi casa? - pensó-, sería diferente si fuera recto y honesto. Los niños podrían aprender de él. Pero es sólo un vagabundo, alguien en quién no se puede confiar que ha sido forzado al exilio por no respetar la ley, y no la clase de persona que se reforma fácilmente. Si lo mantengo aquí es capaz de enseñarle maldades a los niños. Y si no lo hago, ofenderé a Liu el Viejo.
No tuvo otra opción que recibir a Gao en su casa con pretendido placer. Dong festejó con él cada día durante diez días, entonces tuvo una idea. Le regaló a Gao un conjunto de ropas y le entregó una carta de recomendación.
- La luz de mi casa es demasiado débil -dijo-, si te mantuviera aquí sólo estaría reteniendo tu ascensión. Te voy a mandar a Su el Menor, el erudito de la corte. Con él serás capaz de hacer un comienzo. ¿Qué tal suena eso?
Gao se lo agradeció enormemente. Dong hizo que un sirviente llevará la carta y que acompañara a Gao a la residencia del erudito de la corte. Allí, uno de los porteros, informó de la llegada de Gao. El erudito salió y lo saludó. Por la carta de recomendación pudo ver que Gao era un pájaro.
- No puedo recibir a este hombre -pensó el erudito-, como un favor a Dong se lo mandaré a Wang Jinqing, el joven príncipe consorte, para que sirva como criado. Al joven príncipe le gustan este tipo de hombres.
Le escribió a Dong una respuesta y dejó que Gao pasase la noche allí. El día siguiente escribió otra carta y la mandó con un mayordomo que llevó a Gao Qiu a la residencia del joven príncipe.
Wang se había casado con una hermana pequeña del emperador Zhe Zong antes de que éste hubiera tomado posesión del trono y mientras reinaba el emperador Shen Zong. El joven príncipe era amigo de hombres de aventuras, y les daba empleo en sus dominios. Le gustó Gao desde el momento que lo vió junto con el criado del erudito que llevaba la carta. Escribió una respuesta inmediata, aceptándolo como criado. Desde entonces Gao permaneció con el príncipe, yendo y viniendo como uno de la familia.
Como dice el viejo refrán: ¨Los amigos distantes se distancian más y más, los amigos a la mano se acercan aún más¨. Para celebrar su cumpleaños, el joven príncipe ordenó que se preparara un banquete, e invitó al príncipe Duan, el hermano menor de su mujer. Duan era el undécimo hijo del emperador Shen Zong y era un hermano del emperador en el trono Zhe Zong. A cargo del abastecimiento imperial, el Noveno Príncipe Real, que era como se le llamaba, era un hombre inteligente, joven y guapo, y un diletante especializado en todas las posibles formas de diversión. Entre sus virtudes se incluía el lute, ajedrez, caligrafía, la pintura y el fútbol. Era también un buen músico, cantante y bailarín.
Ese día, Wang el joven príncipe preparó un banquete con los manjares más exquisitos de la tierra y el mar. Sentó a Duan el Noveno Príncipe Real en la silla central de honor y se sentó en el lado opuesto. Después de varias copas de vino y dos platos, el príncipe Duan fue a aliviarse. Cuando volvía se detuvo en la biblioteca, donde el joven príncipe se le unió. Duan se fijó en un par de leones pisapapeles esculpidos en jade. Estaban extremedamente bien realizados, con un detalle exquisito.
El príncipe Duan los cogió y no podía ponerlos de vuelta. -Preciosos -murmuró.
- El mismo artesano también hizo un estante esculpido como un dragón para pinceles de escritura - dijo el joven príncipe - No lo tengo a mano, pero lo encontraré mañana y te lo enviaré junto con estos pisapapeles.
- Eso es extremedamente amable por tu parte. Estoy seguró de que el dragón está tallado incluso más finamente que los leones.
- Lo enviaré al palacio mañana. Tendrás la oportunidad de verlo por ti mismo.
El príncipe Duan le dió las gracias y entonces volvieron a la mesa del banquete donde cenaron hasta el anochecer. Ambos estaban borrachos cuando se separaron. El príncipe Duan se despidió del príncipe consorte y volvió a su palacio.
Al día siguiente, el joven príncipe encontró el estante para los pinceles tallado en forma de dragón. Lo colocó en una pequeña caja de oro junto con el par de leones pisapapeles de jade, envolvió la caja en seda dorada, escribió una carta para acompañarla, y le dijo a Gao que llevase los regalos. Gao fue directamente al palacio del príncipe Duan. El portero informó de su llegada al mayordomo, que salió.
- ¿De qué residencia oficial provienes?
Gao Qiu hizo una reverencia.
- El príncipe consorte Wang me ha mandado para traer estos objetos de jade al Príncipe Real.
- Su Alteza está en el patio central jugando al fútbol con algunos jóvenes eunucos. Puedes pasar.
- ¿Le molestaría mucho si me enseñase el camino?
El mayordomo condujo a Gao hasta la puerta del patio interior. Cuatro o cinco jóvenes eunucos estaban pateando la pelota con el príncipe Duan. El príncipe llevaba un sombrero suave de seda al estilo Tang y ropas moradas bordadas con un dragón imperial. La ropa estaba hecha una bola delante del príncipe, enrollada bajo su cintura. Varios fénix volando estaban bordados con hilo dorado en sus botas.
Gao no se atrevió a interrumpir. Se quedó de pie detrás de algunos sirvientes y esperó. La fortuna le favoreció. La pelota sobrepasó al príncipe Duan, que no pudo pararla y rodó entre la masa de gente hasta llegar a Gao Qiu. En un momento de brillantes, la mandó de vuelta con un ¨ efecto de pato mandarín y pato macho¨
Duan estaba encantado.
- ¿Quién eres tú? - preguntó.
Gao se arrodilló.
- Un criado del príncipe consorte Wang. Como me ordenó mi maestro, le traigo a su Alteza dos regalos en jade. Tengo una carta que los acompaña.
El príncipe real sonrió
- Mi cuñado es siempre atento.
Gao Qiu mostró la carta. El príncipe Duan abrió la caja y observó las piezas de jade. Entonces se las pasó a su mayordomo.
- Entonces sabes como patear una pelota - dijo a Gao - ¿Cómo te llamas?
Gao cruzo sus brazos sobre su pecho respetuossamente y se arrodilló de nuevo.
- Su sirviente se llama Gao Qiu. He pasado algún tiempo con la pelota en el campo.
- Bien - dijo el príncipe -. Ven y únete al partido¨
- Un hombre de mi rango!, no me atrevería a jugar con su Alteza.
- ¿Por qué no? Esta es la Liga de las Nubes Altas, conocida como el Círculo Todo Redondo. Está abierta a cualquiera.
Gao Qiu siguió rehúsando. Pero cuando el príncipe real insistió, hizo una reverencia, pidió perdón por su presunción, y trotó hacia el campo. Hizo unos cuantos pases con la pelota y el príncipe gritó aprovando. Gao Qiu estaba inspirado para mostrar todo lo que tenía dentro. Sus movimientos, sus estilo, eran un placer a la vista. Se mantenía tan cerca de la pelota que parecía que se la hubiera pegado al pie.
El príncipe Duan estaba encantado. No dejó que Gao se marchase y lo retuvo aquella noche en el palacio. Al día siguiente ordenó que se preparará un festín e invitó al joven príncipe.
Cuando Gao no apareció la noche anterior, el joven príncipe empezó a preguntarse si se podí a confiar en él. Ahora, su porteró anunció:
- Un mensajero del Noveno Príncipe Real está aquí con una invitación para su Excelencia para asistir a un banquete en el palacio.
El joven príncipe salió y recibió al mensajero y leyó la invitación. Entonces se subió en su caballo y montó hasta el palacio. Al desmontar, fue directamente a ver al príncipe Duan.
El Noveno Príncipe Real le dio las gracias por los dos regalos de jade. Juntos, entraron en el comedor.
- Ese Gao Qiu tuyo juega muy bien al fútbol - dijo el príncipe Duan - me gustaría conservarlo como criado. ¿Qué te parece?
- Si es útil para su Alteza, dejémosle servir en el palacio, por supuesto.
El príncipe Duan levantó su copa de vino y le dio las gracias al joven príncipe. Los dos charlaron y cenaron hasta el anochecer. Entonces el joven príncipe volvió a su residencia. No diremos más de él.
Hablemos mejor de Gao Qiu. Después de entrar al servicio del príncipe Duan, vivió y comió en el palacio y acompañaba al príncipe a diario, sin separarse ni un paso de él. Antes de que hubieran pasado dos meses, el emperador Zhe Zong murió sin dejar un sucesor. Todos los altos oficiales civiles y militares hicieron una conferencia y eligieron al príncipe Duan como emperador. Se le llamó como Emperador Hui Zong y se le atribuyó el título de Alto Sacerdote de la Pureza del Jade y Soberano Taoísta de la Verdad y la Providencia.
Hui Zong asumió el trono y todo marchó bien. Un día le dijo a Gao Qiu:
- Me gustaría subirte en el escalafón y rango, pero tienes antes que llevar a cabo algunas acciones meritorias en la frontera. Haré que el Consejo de Asuntos Militares te coloque como disponible para nombramiento imperial.
Poco menos de medio año después, pudo nombrar a Gao Qiu mariscal para comandar los Guardias Imperiales.

. 水浒传 (Shui Hu Zhuan) Novela china del siglo XIV

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