viernes, 27 de noviembre de 2009

POEMAS CHINOS

La nieve (Mao-Tse Tung )
Todo el paisaje del norte es de cortinas
hasta casi dos millares de "lis" todos de cristale s
y veinte mil millares de "lis" de nieve, como aspirados por el cielo . . .
De un lado a otro de la gran muralla ,
sólo, sólo, una locura de mar . . .
Desde las orillas del río Amarillo, aguas arriba y aguas abajo ,
su tiempo, ay, no se ve . . .
Serpientes de plata, bajo el espíritu de una "ti-chi", las montañas . . .
Elefantes de visas, sobre las llanuras, las colinas . . .
Y si pusiéramos frente a los cielos nuestra altura ?
Cuando los días parecen mirars e
y ser ya, se diría, unas ideas de flores ,
la gracia de la tierra es el pudor que sorprende al alba mism a
en su blancura de niña . . .
Tal es el misterio de estas montañas y estos ríos
que llaman a los héroes a quemarse, cada cual más puramente ,
para que les devuelvan, con lo demás, esa nube . . .
Los emperadores Chi Huang y Wou Ti, no podían abrir, casi, nuestros signos .. .
Los emperadores Tai Tsung y Tsi Tsu nunca se estremecían .
Gengis Khan era una arco, sólo un arca, en una tensión contra las águilas . ..
Ellos son el ayer. Y únicamente hoy ,
en el aire de los llamados, hasta aquél que, se creería, aún no es ,
las briznas del corazón . . .
En todo el cielo . . . (Emi-Siao )
En todo el cielo aparecen estrellas . . . más y más . . .
más miro, más estrellas aparecen. . .
Más pienso, también, en mi corazón, los pensamientos pesan má s
Las estrellas pueden ilumina r
el pasada, el presente y el futuro .
Pero a quién le digo, a quién ,
las quejas del alma, de mi alma, bajo el cielo de las lágrimas ?
A quién ?
La flor del ciruelo (Emi-Siao)
En el umbral del nuevo añ o
admirad la flor del ciruelo
Corlé una rama del árbol, la traje a mi casa ,
y la flor puse en un vaso .
La flor no teme, ya, ni a la nieve ni a la helada .
Para los invitados reunidos alrededor de la mes a
preparé una garrafa de vino .
Juntas bebemos el vino, enteramente a nuestro gusto .
Y leemos poemas contemplando la flor del ciruelo ,
la flor que en secreto se regocija y se burl a
de sus hermanas infortunadas .
En la primavera, cuando la nieve se derrite ,
los frutos nacidos de sus hermanas curvan ya todas las ramas.
Volved entonces la cabeza para mirar el vaso:
la flor del ciruelo está completamente, completamente, muerta .
El año nuevo (Ai-Tchin )
Caracoleando sobre el viento y sabre la nieve, he aquí que viene el año nuevo ,
y su gran camino es llevado por la tempestad de las risas . . .
el año nuevo irrumpe del frente bajo un velo de humo ,
sale de los túneles cavados en la rocalla ,
las pupilas enrojecidas de vigilias, las sienes profundamente aradas . . . `
El enemigo vertiera toneladas y toneladas de acer o
pero nuestra frente no ha cedido .
A cien "lis" de profundidad nuestra defens a
saca su fuerza y extraemos nuestra fuerz a
de nuestras retaguardias del pueblo y de la patria de nuestros ascendientes . . .
El año nuevo tiene la sonrisa .
Ah, déjanos saltar al expreso del tiempo que inicia los carriles ,
sabre nuestra tierra sin límites bajo la nieve que no sabe ,
sobre nuestra tierra tranquila, que espera, tranquilamente, Abril :
el arado ha vuelto los barbechos ,
la llanura va a fluir un infinito verde que dará en otro mar .
Qué anchas, qué anchas nuestras rutas !
Ellas nos llevan derecho a las ciudades aún niñas ,
a las aldeas aún niñas ,
en un país donde la misma naturaleza cambia de semblante ,
donde, por todo, una primavera de muros, sube ,
y no espera ,
donde el acero brota entre las mallas de la Gran Red como jugando . . .
He aquí venir el año nuevo y he aquí su nuevo obsequio :
el obsequio de la esperanza tambié nueva!
Debemos mantener cada pulgada de nuestro frent e
como aquéllos que salvaron el Monte Shang-Kan .
Nuestra voluntad es de granito
para ser, sobre el enemiga, la misma ráfaga del fi n
en la purificación del paisaje .
Nunca seriamos ingratos, nosotros, hacia la edad que ha comenzad o
y que meciera a nuestros héroes .
lndignos no seremos, jamás, de la arcilla de los siglo s
de donde hemos salido, bajo este fuego, para seguir las lineas del laure l
Y aunque vamos dedow.

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