viernes, 27 de noviembre de 2009

NO SALGAS




El cielo está turbio, la tierra sombría
Serpientes de nueve cabezas se alimentan de almas de los hombres,
la nieve y la escarcha quiebran los huesos de los hombres.
Los perros salvajes ladran sueltos husmeando sus presas,
Y relamen sus garras al sabor del invitado vestido de orquídeas.
El emperador envía un carro para acabar con los males,
Las estrellas del cielo adornan su espada, el yugo es de oro.
Espoleo a mi caballo mas no hay camino de regreso,
Las olas del lago Liyang se levantan cual montañas.
Dragones venenosos fijan sus ojos en mi sacudiendo anillos dorados,
Leones y quimeras exhalan su pútrido aliento.
Bao Jiao durmió siempre bajo la hierba.
Yan Hui, a los veintinueve, encaneció.4
La sangre de Yan Hui no era débil, ni Bao Jiao contradijo al Cielo.
El Cielo temió que dientes los devoraran;
por ello se los llevó.
Prístina claridad que, temo, no crees
Mirando al muro desnudo compones “Preguntas al ciel
o”

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