viernes, 20 de noviembre de 2009

HISTORIA DEL HAIKU

El primer gran "haijin" , escritor de haiku, fue Matsuo Basho (1644 - 1694). Basho escribió numerosos haiku, así como varios libros de viaje en los que se combinada prosa y poesía entre los que destaca el titulado Sendas de Oku, relato sobre su periplo por el norte del Japón. Basho desarrolló un haiku inspirado fundamentalmente en la contemplación de la naturaleza:

Sobre la rama seca
un cuervo se ha posado ;
tarde de otoño.

Basho ejerció una gran influencia en su época y hubo gran cantidad de poetas y discípulos que se formaron en sus principios literarios y espirituales. De entre todos ellos, cabe destacar el grupo de los llamados "10 filósofos": Etsujin, Hokushi, Joso, Kikaku, Kyorai, Kyoroku, Ransetsu, Shiko, Sanpu y Yaha. Casi todos ellos fueron, a su vez, maestros de otros muchos nuevos poetas, manteniendo encendida la llama del venerable Basho durante muchos años después de su muerte.
La escuela de Basho no era la única que producía haiku en aquella época. Cabe destacar también en calidad literaria, aunque con menos seguidores, la escuela de Onitsura (1660 – 1738), poeta que bebió en su juventud de las mismas fuentes de Basho, con el que comparte significativamente muchos detalles de su vida y de su concepción del haiku.

Las poetisas: No son ajenas a este momento de gloria de las letras japonesas muchas poetisas que surgen por todo el país. Destacaremos varios nombres: Sute, Sono, Shushiki, Shofuni y, sobre todo, Chiyo (1701-1775), considerada la mayor poetisa de haiku de Japón y discípula de uno de los 10 filósofos (Shikô), aunque luego cambió de maestro. Los haiku de Chiyo han sido a veces criticados por su excesiva subjetividad, cuestionándose sobre todo si deben o no ser considerados como tales, y a veces también, desgraciadamente, por el mero hecho de que quien los compuso fue una mujer.

En el siglo XVIII, sobresalen Yosa Buson (1716-1783) e Issa Kobayashi (1762-1826). Busón, pintor de acuarela japonesa, adoptó en sus poemas una actitud esteticista proponiéndose reflejar la belleza sensible del mundo. Los poemas de Busón se caracterizar por un sentido más agudo de observación de la naturaleza. Propone un estilo que es observación pura, sin intermediarios, de la propia naturaleza; es el llamado estilo descriptivo. No en vano fue pintor además de poeta, y como muchos otros maestros de haiku, acompañaba algunas de sus obras de una haiga o pequeña pintura a la aguada que ilustraba el sentido del poema.
Como última y vital característica de su poesía, Buson explora la imaginación y se inspira en ella para componer algunos de sus haiku más importantes. Su escuela seguirá produciendo haiku durante algunos años después de su muerte.

Discípulos de Buson: Cabe destacar autores como Kito, Gyodai, Gekkyo y, muy especialmente, Taigi (1709-1771), figura de transición entre el haiku artístico de Buson y el haiku humanista de Issa. Taigi construye su estilo afable y humano más a partir del propio hombre que a partir de la naturaleza.

Issa Kobayashi, comienza su producción poética en el último tercio del siglo XVIII. El rasgo sobresaliente de su labor poética es su profundo amor por el mundo y por todas las criaturas que lo habitan, hasta las más insignificantes. Compuso alrededor de 1000 haiku dedicados a caracoles, moscas, ranas, bichos de luz, pulgas, cigarras e insectos varios.
Plasmó su visión franciscana del mundo y de sus criaturas en una obra poética llena de ternura y humanismo; Issa era consciente de su propia insignificancia como podemos apreciar en algunos de sus haiku más conmovedores. Su estilo directo transmite la naturalidad propia del poeta que desnuda su espíritu en cada uno de sus poemas y que se reconoce en la propia naturaleza que retrata.

Cayó bocarriba
la cigarra de otoño,
y sigue cantando.

Fue un hombre extraordinariamente solitario y llevó una existencia muy desgraciada hasta su muerte. Un incendio en su casa le obligó a pasar los 5 últimos meses de su vida en un almacén sin ventanas con piso de tierra. Issa lo explicó así:
“Las pulgas se han salvado del incendio y han venido a refugiarse aquí conmigo”.
Murió en mitad del invierno; bajo la almohada se encontró su último haiku:

"Gracias sean dadas a lo alto;
la nieve sobre mi manta
también viene de la Tierra Pura”

Issa no creó escuela. Por este motivo, su estilo es muy personal y no se puede comparar a ningún otro poeta, anterior o posterior.

Contemporáneos de Issa: dado que Issa fue elgran dominador de su época, pocos son los poetas que destaquen en este periodo. No obstante, cabe citar a Ryokan, Ginko, Shiro, Seibi, Baishitsu o la poetisa Taio, pero en el arte del verso corto quizá están a mucha distancia del gran Issa.

A diferencia de otras disciplinas artísticas, el haiku entra en un período de franca decadencia que se acentúa desde 1826 con la muerte de Issa; esta particular edad oscura se alargará hasta la llegada del cuarto "grande" junto con Basho, Buson e Issa: Shiki Masaoka, el último pilar fundamental hasta nuestros días de la historia del haiku japonés.

Shiki Masaoka (1867-1902) se convirtió en el último gran representante de la tradición haikista japonesa. Poeta de muy corta vida, es el gran renovador de las formas clásicas de poesía de Japón. Esto lo consiguió desde su doble faceta de poeta y crítico literario. Acuñó el término haiku (antes haikai o hokku), y combatió durante su vida muchos prejuicios de la época hacia el haiku clásico.
Shiki comienza pronto a componer poesía. A los 23 años se le confirma el diagnóstico de tuberculosis, enfermedad incurable. A consecuencia de dicha enfermedad muere a los 35 años tras una lenta y amarga agonía.
Shiki mantuvo una fructífera actividad artística hasta el último soplo de su vida: nunca dejó de pintar.
La obra de Shiki destaca por su coherencia y su brillantez formal. Introduce su punto de vista agnóstico en el mundo del haiku, dominado en la época clásica por una profunda religiosidad de la que él siempre se alejó. Sus haiku están muy marcados por la terrible vicisitud de padecer una enfermedad incurable desde tan pronta edad, y su obra es por ello marcadamente autobiográfica. Sus haiku siempre se orientan a la pura objetividad, a la observación directa, muy al estilo de Buson.
Shiki consiguió abrir el haiku de nuevo a todos los poetas del país. Nos legó una obra de indudable belleza y propició la aparición, como en otros tiempos, de distintas escuelas que durante todo el siglo XX han mantenido en plena vigencia esta peculiar manera poética japonesa.

El haiku en el siglo XX

Los trascendentales acontecimientos políticos y sociales que tienen lugar en Japón a lo largo del siglo XX provocan importantes cambios en las manifestaciones de los artistas japoneses de cualquier ámbito creador.
Así en el haiku van apareciendo nuevos temas y una mayor libertad en la métrica.
Los discípulos de Shiki: durante los primeros años del siglo, algunos poetas se mantienen próximos al estilo del que consideraron su maestro. Entre ellos cabe destacar los siguientes:
Meisetsu Naito (1847-1926): fiel a su amigo y colaborador Shiki. Su haiku es de corte clásico y muy próximo a la observación directa.
Hekigodo Kawahigashi (1873-1937): al principio compone haiku muy tradicionales para ir evolucionando posteriormente hacia una poesía mucho más libre. Es el cofundador, junto a Seisensui, de la revista "Soun", en la que se perfiló la escuela Shinkeiko, que renovó profundamente el haiku clásico.
Kyoshi Takahama (1874-1959): considerado por muchos el mayor poeta de haiku del siglo XX. Su obra supone una vuelta al clasicismo de los viejos maestros, pues respeta la pauta característica 5-7-5 y se convierte en férreo defensor de la palabra de estación dentro del haiku, en clara respuesta a las tendencias más innovadoras.

La escuela Shinkeiko: rompe totalmente con la ortodoxia dentro del haiku. En ella se preconiza la libertad en la métrica o la temática. Hay una renuncia a la palabra de estación y se tiende a introducir un cuarto verso en el haiku que le confiere más capacidad explicativa.
Dentro de esta escuela destacan Josha, Ippekiro, Issekiro, Ôsuga y, sobre todo, Seisensui (1884-1976), cuyos haiku prácticamente dejan de ser tales para convertirse más bien en bellas poesías instantáneas sin apego alguno a reglas estrictas de composición.

Las cuatro eses: pertenecen a esta época cuatro grandes poetas que fueron Seishi (1901-1994), Shuoshi (1892-1981), Suju (1893-1976) y Seiho (n. en 1899). Los dos primeros fueron defensores, como Kyoshi, de la palabra de estación. En cuanto a Suyu y Seiho, siempre practicaron un estilo descriptivo.

Fuera de Japón, el haiku se convirtió en una forma poética muy atractiva para algunos poetas occidentales. Así, en la primera década del siglo XX, los "Imagist Poets" ingleses y americanos (como R. Aldington, F. S. Flint o E. Pound), que pretendían la consecución de un modelo poético muy depurado, encontraron en el haiku, y sobre todo en su concisión verbal y en su potencialidad en la utilización de la imagen, una fórmula largamente deseada.
Así mismo, tras la Segunda Guerra Mundial, el haiku fue practicado por varios poetas de la "Beat Generation" norteamericana (como A. Ginsberg, J. Kerouak, o E. Ferlinghetti), asumiendo su escritura como "el método de tender directamente a la cosas, puramente, concretamente, sin abstracciones ni explicaciones" .

El haiku en el siglo XXI

El haiku no es un tipo de género poético en peligro de extinción: la producción nacional en Japón se estima en varios millones de haiku al año. Y nada hace presagiar su decadencia, más bien al contrario. La aparición de nuevos autores hace suponer una larga vida al haiku.




Para llevar a cabo este sencillo homenaje al haiku me he servido fundamentalmente de la información que brinda la web de Luis Corrales Vasco, El Rincón del Haiku, donde se puede hallar una interesante aproximación a este género, así como excelentes artículos y colaboraciones, cuya visita recomiendo.

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