sábado, 21 de noviembre de 2009

CONFUCIO I

Filósofo, teórico social y fundador de un sistema ético - más que religioso - que ha llegado hasta nuestros días, Kung-tse (Confucio, para occidente) vivió en la China feudal hace 2.500 años, entre el 551 y el 479 a. C. Sus orígenes eran muy humildes, pero desde joven mostró una gran inclinación por los libros antiguos y, con el tiempo, desempeñó una alta posición como funcionario del estado de Lu, en la actual provincia de Shang-tung.

Por la amplitud y profundidad de su sabiduría, pronto llegó a ser conocido como Kung el Sabio (Kung-Fu-Tsu, que los misioneros escribieron como Confucio), pero esa nombraría no impidió que una intriga política le obligara a exhibirse y a peregrinar durante trece años de una corte a otra, intentando persuadir a los monarcas de que adoptaran sus ideas sobre la justicia y la convivencia en armonía.

Decepcionado, acabaría refugiándose en la enseñanza y reuniendo a su alrededor a numerosos discípulos, con los que recogió y sistematizó los cinco grandes textos de la tradición china: El célebre Yi-King o Libro de las Mutaciones, el Chu-King o Canon de la Historia, el Chi-King (Libro de las Canciones), el Li-Ki (Libro de los Ritos) y los Chun-Ching o Anales de primavera y otoño.

Las enseñanzas de Confucio, que han llegado hasta nosotros gracias a sus alumnos, se hayan reunidas en los cuatro libros clásicos.

Lejos de la mística y de las creencias religiosas, el confucionismo se propone como una filosofía práctica, como un sistema de pensamiento orientado hacia la vida y destinado al perfeccionamiento de uno mismo. El objetivo, en último término, no es la "salvación", sino la sabiduría y el autoconocimiento.

Podemos resumir la doctrina confuciana en una serie de mandatos que deberían ser los principales deberes de todo hombre de gobierno:

Amar al pueblo, renovarlo moralmente y procurarle los medios necesarios para la vida cotidiana.
Por este motivo, debe servirse en primer término con soberano respeto a Aquel que es el Primer Dominador.
Cultivar la virtud personal y tender sin cesar a la perfección.
En la vida privada como en la pública, observar siempre el sendero superior del “Justo Medio”.
Tener en cuenta las dos clases de inclinación propias del hombre: unas proceden de la carne y son peligrosas; las otras pertenecen a la razón y son muy sutiles y fáciles de perder.
Practicar los deberes de las cinco relaciones sociales (explicadas más abajo).
Tener por objeto final la paz universal y la armonía general.
En el poco legado escrito que dejó, las Analectas, una colección de conversaciones con sus discípulos, basaba toda su filosofía moral en una enseñanza central: el “ren” que es la virtud de la humanidad y a su vez está basada en la benevolencia, la lealtad, el respeto y la reciprocidad. Estos valores son imprescindibles en las relaciones humanas, que Confucio describió:

Entre gobernador y ministro.
Entre padre e hijo.
Entre marido y mujer.
Entre hermano mayor y hermano menor.
Entre amigos.
Estas relaciones tienen, además, una característica principal: el superior tiene la obligación de protección y el inferior, de lealtad y respeto. En último término, todas las personas están sujetas a la voluntad del Cielo, que es la realidad primera, la fuente máxima de moralidad y de orden.

Máximas

"Cuando veas a un hombre bueno, trata de imitarlo; cuando veas a un hombre malo, reflexiona."
"Lo escuché y lo olvidé, lo vi y lo entendí, lo hice y lo aprendí."
“Leer sin meditar es una ocupación inútil"
"El hombre superior gusta de ser lento en palabras, pero rápido en obras"
"El mejor indicio de la sabiduría es la concordancia entre las palabras y las obras"
“El hombre más noble es digno, pero no orgulloso; el inferior es orgulloso pero no es digno”
“Transporta un puñado de tierra todos los días y construirás una montaña”
"Nuestra mayor gloria no está en no caer jamás, sino en levantarnos cada vez que caigamos"
"Los que respetan a los padres no se atreven a odiar a los demás"
"Las atenciones a los padres son en vida porque después sólo queda el culto"
"Esperar lo inesperado. Aceptar lo inaceptable"
"Una casa será fuerte e indestructible cuando esté sostenida por estas cuatro columnas: padre valiente, madre prudente, hijo obediente, hermano complaciente."
"Exígete mucho a ti mismo y espera poco de los demás. Así te ahorrarás disgustos"
"Estudia el pasado para pronosticar el futuro"
"Lo prudente no quita lo valiente."
"El hombre sabio busca lo que desea en su interior; el no sabio, lo busca en los demás"
"No hagas a otros lo que no quieres que te hagan a ti, ni te hagas a ti lo que no le harías a los demás"
"El campo es la fuente de toda la riqueza humana."
"No te rindas nunca si quieres volver a casa"
Virtudes

Amor y respeto a la naturaleza.
Amor y respeto a los padres y hermanos.
Respeto a los ancianos.
Respeto al orden político.
Respeto al orden social.
Respeto al orden religioso.
Respeto por la Armonía.

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